miércoles, 5 de septiembre de 2012

POR QUÉ HOY EN LA UNIVERSIDAD DEL PACIFICO, NO EXISTE UN PROYECTO REGIONAL QUE SUSTENTE SU RAZON DE SER



Porque su rector, el señor Florencio Candelo Estacio, ha mostrado ante la comunidad universitaria la incapacidad de hilvanar un discurso inteligente, sesudo, con argumentos sólidos, coherente, que dure por lo menos siete minutos. Su tono de voz vacilante y su acostumbrada excusa de: “como ustedes saben, yo soy un hombre de pocas palabras y dado que tengo otras obligaciones que cumplir, les pido el favor que me excusen”; esto es un irrespeto para los estudiantes y los profesores que están acostumbrados a ejercitar la mente en el aula de clases, con la paciencia que requiere un espacio universitario.   
No existe un proyecto regional, porque el señor Florencio Candelo ha demostrado que en su cabeza no hay lugar para pensar en ideales dignos como fortalecer el territorio-región del Pacífico; liderar iniciativas de desarrollo propio, pertinente (o étnico) para la región; colocar la Universidad del Pacífico al servicio de las necesidades y los problemas de la población afro-indígena y mestiza de la región. Estas dignas ideas para el señor Florencio son vagas ilusiones, elucubraciones sin ningún sustento real. Por ello y escudándose en sus particulares obligaciones, que en el fondo son el reflejo de su incapacidad de pensar y discutir en un espacio público, entrega la Dirección Académica de la Universidad a una persona y su equipo de trabajo (los directivos), que en su primera salida ante los profesores en el mes de agosto (semana de inducción), demostraron no conocer nada de la región y con un lenguaje propio del mundo fabril aplicado a la educación universitaria de carácter público, pretendieron descrestarnos. Grosero error, la educación pública ni en Latinoamérica, ni en Colombia, ni mucho menos en al Pacífico, puede ser concebida bajo un enfoque empresarial en donde la prioridad es la ganancia de dinero a corto, mediano y largo plazo; de ahí que el presupuesto asignado a la educación sea valorado en términos de ganancia y pérdida y no de deber estatal o de adecuada inversión social que redunde en un mejor futuro generacional.
No puede existir un proyecto regional, en una universidad que en sintonía con su enfoque empresarial incrementa las matrículas financieras de sus estudiantes dejando a un número significativo de ellos sin la posibilidad de formarse académicamente para servir a sus familias y a su comunidad.    
No puede existir un proyecto regional en una universidad en donde el departamento que se supone con mayor postura política crítica, Sociología, en cada una de sus reuniones deja en evidencia que su gran preocupación pasa por el problema de escritura y lectura que poseen los estudiantes. Se le olvida al programa de Sociología de que este problema es una consecuencia de los siglos de exclusión y discriminación al que fueron sometidos indígenas y afrodescendientes en los contextos coloniales, por lo tanto, solucionarlos requiere mucha creatividad, pero sobre todo, paciencia. Sin embargo, el Programa parece no contar con la paciencia adecuada y, en una lectura inapropiada del orden jerárquico de las urgencias, de las prioridades del contexto, deposita toda su capacidad reflexiva en recordarles a los y las estudiantes la historia de exclusión de la que ha sido y siguen siendo víctimas. La prioridad de este departamento debe ser pensar, reflexionar y actuar sobre problemáticas de mayor contenido sociológico como, por ejemplo: la urgencia de las consecuencias de los megaproyectos en la región del Pacífico. En lugar de pensar en estos problemas, el Programa persigue y reduce a una condición de indignidad laboral a los profesores Luis Ernesto Valencia y Rubén Darío Caicedo por pertenecer a unos grupos de investigación que están adscritos a la Plataforma o Colectivo “Observatorio de Conflictos Ambientales” cuyo objetivo era reflexionar sobre los problemas de la región.  

Como puede existir un proyecto regional en una universidad cuyo rector persigue y coloca también en condiciones de indignidad laboral a un significativo número de profesores que, como bien lo señala Jaime Arocha en un artículo de El Espectador, venían trabajando en la idea de incorporar los saberes ancestrales al sistema universitario, colocar la universidad en diálogo con los Consejos Comunitarios y los problemas de la región. En la cabeza del señor Florencio Candelo no puede existir un proyecto regional de esta envergadura; lo que existe es la incubación de un sentimiento tan nocivo como la envidia hacia unos intelectuales con gran reconocimiento nacional e internacional como Santiago Arboleda, Oscar Olarte y David López, quienes con facilidad concebían unos discursos que ampliamente superaban los siete minutos; conciben ideas, proyectos que no están en sintonía con la lógica clientelar partidista, traicionera a la que está acostumbrado el señor Florencio Candelo.
No existe un proyecto regional en la Universidad del Pacífico porque de manera autoritaria e inhumana, el rector se atreve a despedir sin justificación alguna a un buen número de trabajadores que día y noche, mucho antes que Florencio se apareciera, venían trabajando por el buen funcionamiento de la Universidad del Pacífico y, como fruto de su buen trabajo, alimentaban a sus familias. ¿Qué idea hilvanará ahora la cabeza de Florencio ante estas familias que se quedaron sin sustento?
No existe un proyecto regional en la Universidad porque Florencio y sus cómplices, no respetan las instancias democráticas dentro de la universidad, las cuales fueron creadas en  otrora, pese a la oposición del fallecido Omar Guido Barona, como muestra de este irrespeto e ilegalidad, Florencio destituye a Dubaney Angulo y a Jesús Ruíz (Malinke), representantes de los docentes y estudiantes respectivamente ante el Consejo Superior.   
No existe un proyecto regional serio en la Universidad del Pacífico, porque su rector Florencio Candelo Estacio no ha solucionado los problemas de corrupción administrativa y financiera que consultorías independientes como la realizada por el abogado Eusebio Camacho ha hecho durante su periodo; por el contrario, Florencio ha agudizado esta corrupción administrativa y financiera, demostrando que posee un particular don: dañar, malograr todo lo que toca
Comunidad universitaria, si no existe un proyecto regional que sustente la existencia de la Universidad, ¿entonces qué existe? Queda claro que lo que existe es la traición, la corrupción, el autoritarismo, el amiguismo, la incapacidad reflexiva y dialógica del señor Florencio Candelo Estacio y sus cómplices. Con gente así no se dialoga sino que se procede bajo la siguiente consigna:
¡Pa’ fuera Florencio y sus cómplices, la Universidad se rehace!
COLECTIVO PRO DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO
Buenaventura, 4 de septiembre de 2012 


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